jueves, 4 de diciembre de 2008

La vie en solo

Es curioso cómo la identificación hace que nos sintamos menos solos. Desde el curso de lengua hasta el equipo en nuestro trabajo, pasando por el grupo de rehabilitación (si es que se ha tenido que hacer alguna). Ver que hay gente como nosotros consigue que nos reafirmemos en nuestra idea, pues tenemos con quién compartirla.

Ahora, lo último: un gimnasio para solteros.
Aquí, sin embargo, la idea es ir para dejar de serlo. Porque, actualmente, no se está "solo", sino en un periodo de transición hasta encontrar a "la pareja". O si no, que se lo digan a la gente que te pregunta si ya has encontrado a alguien cuando hace tiempo que no te ven. Parece que "soltero" sólo concuerda con estar y no con ser. No es una elección.

Pero, claro, que se lo pregunten también a los solteros que comparten piso porque si no, no llegan a final de mes. Existen incluso asociaciones que ponen en contacto a familias monoparentales para compartir casa. No hay ayudas, o al menos, no las suficientes; parece que no hay un hueco en esta sociedad.

No, si al final, tendremos que entender al grupo que promueve los complejos veraniegos en los que ir sin niños es una condición. Cualquier reivindicación es válida para demostrar que las personas y sus situaciones cambian, debiendo la sociedad aceptarlo y adaptarse a los nuevos tiempos. No hay nada de malo en ser soltero si se te permite.

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